martes, 27 de septiembre de 2016

Renacer


Y entonces ví como todo se oscureció para darles libre paso a las llamas, las cuales no eran rojas ni naranjas, eran de un gris muerto, opaco, y venían por mí. No pude escuchar nada más que mis pensamientos, sentí como mi piel se incineraba, se cuarteaba, y burbujas negras comenzaron a brotar convirtiéndose en llagas putrefactas; no tenía voz, no podía pedir ayuda, solo pude retorcerme hundida en mi agonía. Casi podía sentir como mis huesos se fundían con mi carne, podía ver mi sangre evaporarse y mezclarse con el aire.


No sé por qué no moría, tampoco porque seguía consciente de todo lo que estaba pasando. Mi audición regreso con un único estallido, comencé a escuchar desgarradores gritos por todas partes, desesperados de lamentaciones y de pronto me di cuenta que no estaba realmente agonizando en llamas grises; agonizaba en almas, almas atormentadas, mi pecho se hundió, el estallido fue producido por mis pulmones, mis costillas se rompieron y comencé a caer, y caer...  Comencé a ver las almas cada vez más y más lejos, entonces escuche como gritaban "pecadora". Mis pies y mis manos comenzaron a convertirse en cenizas que se ligaban con el aire mientras caía. Me convertí en uno con el eterno vacío, hasta que caí en una montaña de plumas blancas, respire hondo y sentí como una paz fuera de este imperfecto mundo me acunaba, y entonces lo entendí, han limpiado mi ser de pecados, es momento de renacer. Entonces... Me desmayé.




Milagros Ríos 


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