jueves, 26 de mayo de 2016

En El Salón De Clases ( Primera Parte )

Mientras que por mi mente deambulaba una frase un tanto piromántica que minutos antes leí, fue cuando la vi, o quizás ella fue quien sin saberlo me vio a mí. Una bella señorita que podría considerarse de piel morena, cabello rizado hermosamente rebelde y unos lindos ojos color café, que ocultos tras unos lentes derriten con solo ver a quien visto desde hace tiempo quería ser.

En aquel salón de clase un tanto lúgubre y con aires de mausoleo, más o menos a las 7:45 de la mañana la estuve buscando con la mirada, hasta que segundos después la encontré sentada en los primeros asientos del salón, he notado que esa es su costumbre, digno ejemplo de una estudiante hambrienta por el devenir del conocimiento. La clase que no era para nada entretenida y mi mente que estaba un tanto distraída, dieron como resultado que mi mirada estuviera fija en ella, la única señorita que de aquel colmado salón de clase mi atención había llamado. Ahí estaba yo, usando una gorra y con un aspecto más desprolijo de lo habitual, dejándome crecer mi sátiro intento de barba tan solo para variar un poco. ¿Qué cómo estaba vestido yo? la indumentaria no es que me importe para nada,  aunque tampoco voy por la vida usando un poncho previamente vomitado hablando de paz y amor entre caladas de marihuana.

En pocas, pero educativas oportunidades, desbordante de conocimientos y dudas la he escuchado hablar, claro que totalmente maravillado, ya que tras todo lo que a simple vista se puede llegar a ver en ella, hay algo más y de mayor importancia que una simple, pero llamativa cara bonita. Su tierno tono de voz bastante moderado me tiene encantado, al igual que ese resquicio de timidez que logro evidenciar en ella aun sin comenzar a conocerla; un tanto asocial y eventualmente ensimismada, por lo que he visto así es ella. Sus labios pintados de abundante rojo carmesí me llamaron bastante la atención desde aquella primera vez que en el salón de clases la vi... En mi tendencia a ir en contra de lo estrictamente convencional, y pese a que siento cierto desagrado proverbial, que raya en desprecio moderado por esas chicas de labios con excesivo lápiz labial, tal cual payasos groseramente maquillados tan solo para entretener, debo mencionar que a mi compañera de clase, sus voluptuosos labios pintados de rojo carmesí no se le ven nada mal, no hay quien lo pueda negar fuera de la tradicional envidia feminista. Aun no la conozco como quisiera, aunque creo que de intentarlo su recatada personalidad parcialmente tímida me lo impidiera.


Breymer Maza

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