sábado, 12 de noviembre de 2016

Cuentos De Hadas (Segunda Parte)


De las princesas de estos bizarros (un tanto dantescos) cuentos de hadas, aún muy poco se sabe, hay quien las podrían definir como bellas, aunque solo son físicamente agradables (según quien a continuación escribe). Está aquella, la que con salvajes movimientos pélvicos intenta llamar la atención sobre un metafórico escenario de burlesque victoriano. Una mal llamada bailarina que forma parte de las peculiares historias de esta indiscreta y un tanto escatológica colonia pseudo-feudal, historias que pueden resultar un tanto pintorescas y divertidamente irónicas para quien gustosamente las escribe, única y exclusivamente para alimentar el morbo colectivo de la comunidad eventualmente lectora, mas no para quien las vive a traves de las malas lenguas de quienes no dudan ni un segundo en difamar; solo son brujas, tantas que no podría ni contar… Polifacética, creo que así la llaman, aquellos falsos aduladores (jalabolas), que con lindo palabreo un tanto convincente se la quieren llevar a la cama, no en busca de virtud si no de fama (¡me cojí a la hija de la maestra!).


Entre las princesas de este sátiro reino está una, que sin duda alguna es la preferida de los caballeros no tan caballerosos, cuyo único concepto de la mujer es: un culo y un par de tetas. La princesa católica ortodoxa (de padres también católicos ortodoxos, claro está) que todos los domingos yace sentada en primera fila en la iglesia los 7 sacramentos que queda frente a su residencia de aspecto bien acomodado, hoy le hace gracia y ríe abiertamente (buscando agradar) con un tono de picardía tras escuchar una historia sobre penes y vaginas, contada por el ¿gracioso? bufón borrachín de buen apellido, pero con actitud de pordiosero un tanto depravado, y aunque a muchos su inadecuado comentario nos haya incomodado parcialmente, hay que aceptar el lamentable hecho de que él forma parte de esta “jocosa” comunidad donde la podredumbre es el legado.
 
Consignas de “respeto” y “auténtico amor” hacia quienes en algún momento fueron sus amadas e idolatradas musas, las que inspiraron rebuscadas frases de un romanticismo de arcadas, se han vuelto cada vez más común entre el populacho “podrás no hablarme, podrás ignorarme e incluso hasta hablar mal de mí, pero nunca, nunca podrás deschupármelo” ¡¡ toda una oda al amor !!  Que nos habla del furor de recordar hoy una mamada con tanto rencor... Pero esto es algo normal, la princesa de la cual hoy se hace referencia, pertenecía (tiempo pasado) a una “corte noble” muy unida, en la que básicamente compartirse las mujeres no es algo atípico, es solo el equivalente de la vieja usanza de Sodoma y Gomorra, pero modernizada al siglo XXI, donde darle salvaje sexo oral a varios de los “amigos” de tu actual pareja, es algo muy aceptable e incluso demasiado habitual.  

Breymer Maza

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