Querer cambiar no cambia lo que paso,
pedir perdón no cura la herida que en su momento se causó. No cabe duda de que lo
mejor sea distanciarme lo más que pueda, quizás incluso evitarla aunque
realmente no deba, y pese a que acabar con toda esta pantomima sería lo más
conveniente, suelo desvariar un poco, ya que su participación en esta obra es
importante y eso no lo puedo cambiar.
Una bella mustia, tan llena de
encantos como de preocupaciones y angustias, taciturna la mayor parte del
tiempo como con ganas de realmente hablar de lo que se guarda en silencio. Triste
notas las que escuche, fue así como comprobé la fragilidad de aquel ser, que
aunque se ocultaba a plena vista, nunca logro engañarme con su linda sonrisa. Sus
ojos, el portal hacia un alma solitaria, agobiada por esa mierda diaria que te
hace odiar un poco más a las personas; malhumorada la mayor parte del tiempo
ella está, eso y la indumentaria de funeraria aportan el esencial tono gris a
nuestro peculiar cuadro de rarezas, complejos y manías, lo que hacen de este
vulgar tópico ser la mitad de un horrendo y hormonal cliché que creí
descontinuado hace varios años.
Benditos estereotipos que lapidan a
las expectativas que se puedan llegar a tener sobre alguien; de mi profunda
decepción ella es culpable. Fue un error y debe estar entre mis errores el
haberme enternecido, y así perdido parte de lo que represento, aun así de lo
antes hecho o dicho no me arrepiento, más si de lo que dejé de hacer por ser
quien debo ser a solicitud del momento. Todo un caballero de antaño
modernizado, que resultó más que un Quijote ser Sancho según quien desde otra
perspectiva narra esta historia que la considero de pubertos, donde tantos como
terceros tienen diversas versiones instigando al morbo colectivo, algo que
realmente lamento.
Yo y mi irremediable tendencia de ir en contra de lo estrictamente convencional buscando excusas que justifiquen el sentirme irracionalmente atraído por los traumas de esas mal llamadas musas… Me he vuelto aquel que cada tanto al escuchar el sutil sonido de una guitarra acústica recordará ( con nostalgia, porque no? ) como en menos de una semana llegó a la cúspide de lo más bajo, producto de una la bella señorita que solo paranoia y desdicha a este pseudo-escrito le trajo.
Breymer Maza