Me estoy volviendo viejo, o eso es lo que pienso
mientras miro las manecillas del reloj girar sin detenerse, la tecnología
avanza como el tiempo y sin embargo no logro adaptarme, hace como un mes que
compre un teléfono móvil y no sé cómo
usarlo, sigo siendo de los que es más fidedigno a usar el correo, el papel deja
mejor impreso un te quiero que lo que lo hace un mensaje de texto adjunto a una
imitación de emoción como si la hubiese dibujado un niño de primaria
(emoticón). Las cosas tecnológicas absorben la vida de la gente, hay quienes
dependen de eso, que viven de ello, claro está, es un trabajo como cualquiera,
pero vende adicciones en un establecimiento grande con aire acondicionado
como lo haría un traficante de cocaína en una esquina a la media noche, y cada
vez las dosis se vuelven más y más caras y adictivas y con efectos
secundarios más amplios; se está perdido el contacto físico y se ha vuelto ya
un encuentro virtual, a no ser que sea por sexo, ya el verse las caras se
volverá innecesario y quien quita en un futuro no muy lejano logren inventar un
método de mandar el semen por correo electrónico y el parto o cesárea se a
través de códigos binarios.
Le implantamos memoria a nuestros aparatos
electrónicos y no nos damos cuenta de que estamos perdiendo la nuestra, la
memoria de que somos humanos y necesitamos conectar nuestras emociones de
frente (interpersonalmente) y no a través de un mundo virtual; el vinyl sonaba
más humano que un sonido dolby estéreo digital dos punto no sé qué cosa que
pueda generar una máquina, los que pensamos así quedamos obsoletos en un mundo
que avanza demasiado deprisa y solo quedan dos cosas, adaptarnos o esperar a ser
desechados y el recicle no es una opción, tampoco el repotenciar un artefacto
viejo con piezas modernas lo es , seguro que puedo llegar a ser una burla en
este tiempo y si, leí la carretera maldita de Stephen King, se cómo termina.
En fin relato este anticuado y polvoriento
pensamiento en una hoja de papel y lápiz de grafito, aunque el papel es caro y
están muriendo muchos árboles para que este mensaje llegue a mucha gente, mi editor y
gran querido amigo (Breymer Maza) me aconseja que me trague mi orgullo y lo
suba a Internet para que mucha gente lo lea y lo comparta, quizás la mejor
forma de hacer despertar a la gente es dormirme con ellos en un sueño de megas
y gigabytes, mientras lo pienso sigo mirando las manecillas de mi reloj y me
doy cuenta que soy como el... un hombre analógico en un mundo cada vez más digital.
Creo que me conectare y despareceré en esta
amplia telaraña globalizadora que siempre ha sido Internet en 3, 2, 1,...
Reynaldo Zarraga
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