sábado, 16 de septiembre de 2017

El Reflejo De Sus Lentes


Una oscura noche vagamente estrellada, un sentir tan propio como ajeno pidiendo a gritos más que comprensión apego, una bella señorita de ojos color café diciendo tantas cosas pero sin usar palabra alguna mientras se oculta a plena vista evitando que nuevamente la lastime algún desgraciado interesado netamente en su entrepierna.  

Quizás, solo quizás mis actos y palabras le han demostrado lo mucho que quererla quiero, y si argumento es porque puedo hacer de mis mensajes fieles promesas escritas a través de este medio electrónico; lo sé, lo sé, es cómico que este escritor como artista contemporáneo le de tanta importancia a los recuerdos que en un teléfono celular puedan llegar a estar. Quiero que sepa lo preciosa que se veía ese día; si, si, recuerdo hasta como estaba vestida, tal muestra de belleza subjetiva no pasa para todos desapercibida; sepa ¡oh señorita! que hay quien encuentra cautivador ese destello de chica inteligente ensimismada que usted me dejo ver, en esta decimoquinta primera impresión. Puede que suene algo monotemático y un tanto tedioso por decir lo que a continuación diré, pero fue ella quien hizo de esta cíclica descripción física mí monologo favorito: “Una bella señorita que podría considerarse de piel morena, cabello rizado hermosamente rebelde y unos lindos ojos color café, que ocultos tras unos lentes derriten con solo ver, a quien visto desde hace tiempo quería ser”.


-     ¡Hola! como estas, tiempo sin verte en clase de estática.

María tiene la culpa!! Aunque en aquel salón de clase un tanto lúgubre y con aires de mausoleo comenzara este todo, que en realidad nunca fue nada; el papel lo aguanta todo, (metafóricamente hablando) eso es verdad. Desconectado casi que en su totalidad del escenario universitario ocasionalmente entretenido que me rodeaba, y con la mirada fija en la parafernalia distractora que en mis piernas en ese momento se encontraba, escuche que alguien de ronca voz femenina me saludaba, subí la mirada y ahí estaba ella vistiendo una blusa de color azul marino, recuerdo lo bella que se veía particularmente ese día.

-     Bueno señorita Miriam, me encantó el hablar contigo y haberte conocido un poquito mejor.

Su tierna voz, la seriedad en su hablar, o quizás ese jovial tono que ella particularmente le da, casi siempre acompañado de una hermosa sonrisa que ilumina su rostro… Esa estudiante de ingeniería me tiene verdaderamente fascinado. Entre risas y una que otra divagancia cacofónica hablar de ella con ella me resulto muy placentero, rara vez en un primer encuentro verbal esto me había pasado; tal fue el peculiar “lapsus brutus” por el que pase, producto de tener cara a cara a quien desde hace un par de semana no sacaba de mi mente que me quedé momentáneamente sin palabras, y una arritmia cardíaca en mí se sobrevino, fueron algo así como segundos que podría considerar caóticamente divinos... Quisiera poder ver lo estúpido que me veía (¡claro que lo hacía!), desde los lindos ojos color café de quien estaba conversando conmigo ese día.

-         -          Suponiendo que lo antes hecho no haya resultado increíblemente mal, quiero que sepas lo mucho que me gustabas, tanto así que me invadió un extraño miedo y por esa razón nunca te dije nada.

Espero que por favor perdone a mis predecesores que la pretendieron y no supieron conquistar su tierno corazoncito, el motor de esos gestos suyos tan bonitos, los cuales me encantaban, y en ocasiones se lo mencionaba… No sé porque nunca le dije que sus labios pintados de rojo carmesí me volvían verdaderamente loco, y es ahora cuando noto lo evidente de este amor platónico edificado paulatinamente en el reflejo de sus lentes.

- Breymer Maza


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Lo Mas Visitado

En El Salón De Clases ( Primera Parte )

Mientras que por mi mente deambulaba una frase un tanto piromántica que minutos antes leí, fue cuando la vi, o quizás ella fue quien sin sa...

Las Entradas Mas Populares