Género masculino en general, imaginémonos
que mientras navegamos tranquilamente en Internet nos sale tanta publicidad
indeseada y fastidiosa que nos da por instalar un adblocker, es decir un
programa para bloquear publicidad. Nadie podría reprocharnos nada, puesto que
el 99.9% de esa publicidad llega a nuestros ordenadores sin ningún consentimiento
previamente solicitado para que nuestros datos sean usados en anuncios de
videojuegos, electrodomésticos de dudosa fabricación, pastillas faloestimulantes,
entre otras cosas. El consentimiento no solo resulta importante, sino que es
esencial, algo así como que ... sagrado.
Ahora bien, imaginemos que en
cada banner o publicidad display en lugar de publicidad nos apareciera un pene,
el cual te están obligando a ver. Lamentablemente para esos penes no deseados no
hay adblockers que los pueda evitar o si quiera censurar. Esto es parte de lo
que viven diariamente algunas mujeres debido al acoso sexual callejero, que
resulta ser un mayor problema más aquí en el Perú que en el extranjero.
Ahora yo me hago la siguiente
pregunta ¿Es que resulta ser tan complicado de entender el tema de los límites
y la necesidad de solicitar el consentimiento de otros ?
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