Las buenas compañías las hacen
indudablemente las personas, no es al revés. Tu valor como individuo es tuyo, no
de la compañía que pueda llegar a emplearte en determinado momento, por muy
“buena” que sea la empresa. Es más, es por ese valor intrínseco que solo tú tienes
por el cual que te contrata a ti y no a otra persona.
Digo esto, que parece una
innecesaria obviedad, porque a mí también me ha pasado un par de veces acá en
el Perú (particularmente) y en mi tierra natal Venezuela, que me pongo a
pensar: si logro obtener este trabajo y me va bien, ¿qué va a pensar la gente
si me voy de este lugar tan aparentemente “genial” a otro del que la gente no
tenga tan buen concepto?
Nada, en un sentido práctico no
pasa nada. Porque la opinión de la gente no importa, de hecho por lo general suele ser una MIERDA, solo importa lo que tú sientas y decidas con
respecto a tu vida. Y si es el caso de que tu actual
empleo sea un BUEN empleo te lo explico con una analogía un poco rebuscada: puedes
ser novio de Scarlett Johansson (uso esta actriz como ejemplo ya que me ENCANTA)
durante una semana, pero vas a ser el ex-novio de Scarlett Johansson para toda
la vida, lo cual resulta ser un dato bastante interesante de analizar si lo sabes utilizar
correctamente. Lo mismo pasa con las compañías
y/o empresas, es válido y en algunos casos muy necesario cambiar el rumbo de tu vida laboral, sin olvidar que en cierto momento de tu historia formaste parte de aquel lugar; porque cuando
te llegan los vientos huracanados de cambio siempre son más fuertes que
cualquier raíz, por “BUENA” que ésta pueda parecer superficialmente. No hay
porque sentir culpa alguna, si te da por
correr pues vete al campo en ayunas.
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