Últimamente ando muy apológico en las publicaciones en este,
mi eventualmente visitado blog. La (no inspirada) época en la que apenas pasé
por aquí a escribir cosas que no me gustaban del todo, básicamente porque no
tenía nada que contar parece haber quedado felizmente atrás.
Tanta productividad literaria ha traído en consecuencia un
fenómeno muy curioso. Por cada artículo, siempre surgen uno o varios
comentarios en algunas de las redes sociales donde en
ocasiones promuevo mis artículos, donde el “comentarista” habla de un caso muy
concreto y específico por el cual el texto que escribí es política, social y contextualmente fallido ( Oh, Breymer Maza, que mierda has "escribido" ).
A veces tienen razón, suelo ser políticamente incorrecto,
genero teorías basadas en mi percepción del mundo e incluso tengo la tendencia
de ir en contra de lo estrictamente convencional. Otras, honestamente, no entendieron
nada de lo que me dicen en esas “criticas constructivas”. Hubo quien se sintió
ofendido ( o eso me dio a entender ) cuando en Una Comparación Constaste dije:
¿Alguna vez has visto un perfil de Facebook con una persona que nunca
sonríe? Creo que no. Esto se debe a que
las redes sociales son un lugar para presentarnos de la misma manera en la que
vemos a los demás. Queremos, mejor dicho procuramos mostrarles a otros que
somos felices, exitosos y que tenemos nuestras vidas resueltas para ser lo que
estamos destinados a ser. Queremos mostrar que hacemos cosas divertidas a
diario, tal vez mostrar que somos artísticos o creativos en Instagram, e
interesantes y muy filosóficos en Twitter.
Por esa razón, en este articulo sin ánimos de nada, me parece importante
realizar una aclaración ridículamente innecesaria: Lo que en este blog se
escribe no es un compendio de teorías irrefutables. Son justo todo lo
contrario, una invitación a opinar, compartir, filosofíar, para descubrir si la
teoría (si es que podemos llamarla así) merece la pena cuestionarla o si es un
simple pensamiento que ha de ser desechado como la estupidez que alguien haciendo uso de un teclado ha creado.
Opinar por opinar resulta fácil, ya que no hay porque
definir un punto de vista, simplemente machucar botones con un buen guerrero
del teclado… Pero si vamos por ahí opinando meramente por escribir palabras todo lo que creemos que esta mal seguirá exactamente igual.
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