En cuanto a política todos tenemos claro que el oportunismo es parte esencial de ser político, es como si existiera una relación directamente proporcional entre ambos que hace de la izquierda la facción (por decirlo de algún modo) que más utiliza como estrategia enfatizar los flagelos sociales para sacar ventaja electoral, principalmente en los sectores más vulnerables de la población, aquellos donde la canción del populismo se escucha mejor.
Quiero recalcar que no soy ni por mucho el más letrado sobre este tema, más si he sufrido (mejor dicho, sufro) los males que una izquierda populista genera en una sociedad convencional cuando en su discurso habla de socialismo como una ideología utópica de igualdad; claro que no te dicen que se trata de igualdad en pobreza, más no en prosperidad o riqueza. Demagogos, quisiera llamarlos así, pero creo que esa definición seria incorrecta emplearla para hacer mención de quienes sin ninguna ambición concreta defienden las causas de terceros para ganar adeptos en sus filas.
Revolucionarios, así es como se llaman entre ellos para dar la imagen de guerreros sociales, las “voces del pueblo” dicen ser, les escuchamos haciendo extensos discursos dignos de predicadores vendiendo ilusiones a los meros espectadores hambrientos de sueños que rara vez se acercan a la realidad. El oportunismo político suele adueñarse de las necesidades de otros, las hacen ver como suyas y comienzan a difundir un odio generalizado hacia todo aquello que en el pasado nos ha afectado; verborrea puntualizada, es culpa del neoliberalismo, la ultraderecha… ellos son todo el mal que hay en el mundo encarnado.
A lo largo de la historia los discursos de odio levemente disfrazados es lo que les ha funcionado, enfocarse en culpar a otros de todos nuestro problemas, crear un enemigo, darle un nombre y rostro es lo que resulta idóneo; incrédulos quedan extasiados con la idea de que el gran mal que nos gobierna está por llegar a su final, que un mesías se ha presentado ante nosotros para guiarnos por el sendero de la suprema felicidad, por tal motivo brindarán su apoyo incondicional a un sometimiento distinto, quizás cambie el jugador, pero el juego del oportunismo sigue siendo el mismo, una serie de situaciones cada vez más incomodas que a la larga jugará en su contra. Una pseudo-concientización en los más inocentes, jóvenes que hoy por hoy no saben a ciencia cierta en que consiste todo eso de “derecha e izquierda política” pero repiten lo que escuchan satanizando conceptos que desconocen, esta es la única forma de continuar la cadena de resentimiento y odio que mantienen a los pueblos sumisos para así encaminar sus vidas donde ellos quieran sin pedir ningún permiso.
En la escuela, el liceo y la universidad tuve algunos profesores muy revolucionarios que intentaban traspasar ese odio a nosotros los estudiantes, poniéndonos en contra del sistema sin siquiera intentar explicarnos en qué consistía el mismo. La consecuencia de toda esta “movida” es ver a mis contemporáneos (jóvenes de 22-24 años) proclamándose apolíticos y alabando gobiernos o dictaduras (Marcos Pérez Jiménez) que mi país vivió; pero esta tendencia no escapa de ser mundial, hay países de la región que llevan esto a un nivel descomunal. Solo por dar un ejemplo, que quizás no sea el más conveniente por ser un inmigrante en este país, voy a mencionar (porque puedo) al fujimorismo, no sin antes definirlo brevemente haciendo uso del portal de Wikipedia : El fujimorismo es un movimiento político peruano basado en el culto a la personalidad en torno del expresidente Alberto Fujimori, orientado hacia el populismo de derecha, el conservadurismo y el neoliberalismo económico.
Hay quienes ven a Fujimori como un héroe que salvó al Perú de la inclemente ola de terrorismo que lo azotaba, mejoró la economía, modernizó el país, para que así dejaran de ser considerados indios de llamativas vestimentas que tocan flautas y son amantes de las llamas, aunque también hay quienes opinan todo lo contrario, que el gobierno de Fujimori tuvo múltiples violaciones a los derechos humanos, corrupción desproporcionada bañada en la sangre de los inocentes desaparecidos bajo la sospecha de ser terroristas. Yo como joven, y como venezolano ignoro la realidad oculta tras todo lo sucedido en aquella época, más si puedo decir lo que veo, el odio en la tendencia a buscar culpables sigue muy latente actualmente en esta tierra, hay políticos oportunistas haciendo proselitismo de los desaciertos de sus rivales, así como también hay detractores manipulando las mentes de los menores de edad incapaces de razonar, ya que la verdad de otros resultar ser la que se nos suele enseñar en las aulas de clases.
Dudo que el día de mañana haya quienes defiendan el catastrófico legado que Chávez y Maduro en Venezuela han dejado, pero aun así queda demostrado, hay gente que al parecer defender lo indefendible les apetece ... Cada quien bajo el derecho a la libertad de expresión es libre de pensar y argumentar como quiera, pero cuando existen quienes se aprovechan de la ignorancia para manipular a otros con discursos de odios bien maquillados hay que hacer algo, siquiera denunciar estos atentados en contra de la libertad intelectual, una prioridad en la que los gobiernos se deberían enfocar.
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