Son largas las horas sentado frente a la pantalla
encontrándome encarecidamente con la página en blanco, “para el que no lleva la
carga piensa que no pesa” reza un viejo refrán; el que cree que escribir es fácil
es porque no se arriesga a hacerlo o si quiera a intentarlo; si así todos lo hiciera,
todo el mundo encontraría simplicidad en plasmar un pensamiento en el papel , así tal cual como el martillo inmortaliza la figura en el mármol, el pincel en el
bastidor o la melodía en el corazón de quien la escucha atentamente.
Eventualmente escribo, porque no son solo líneas puestas al azar, no quiero
caer en la monotonía del escritor que ya no escribe, ese moribundo careciente
de vida inspiradora. Todo tiene su final canta el ya fallecido sonero de la
salsa Héctor Lavoe, pero cuando, eso lo decidimos nosotros, allí afuera hay
millones de puertas en las que tocar, cada una un universo de ideas, desde que
es para mí el respirar hasta como decirle a esa chica que la amo, y cada idea
una posibilidad de tocar un alma hasta marcarla o solo dejar una leve huella,
superficial, pero esta hay.
Eventualmente escribo porque el tiempo me consume,
habitante de una sociedad ajetreada, el tiempo pasa centellante entre la vida
de las personas, no hay tiempo de sentarme a escudriñar en mi mente como un
chiquillo en busca de sus juguetes en una caja; ni aunque mi alimento
dependiera de ello, debo ser veloz al compás del tiempo, desayunar, trabajar,
socializar, esparcirme, amar, odiar, pensar, analizar, escribir y dormir, 24
horas para hacer muchas actividades y la vida es demasiado corta e
impredecible, digna de ser narrada, son muchos los obstáculos y pocos los motivos,
pero eventualmente escribo.
Reynaldo Zarraga
No hay comentarios.:
Publicar un comentario